Leyendo el anterior poema, y buscando una ilustración, me acorde de Dafne, y de Shakespeare y Ofelia.
Recordemos, Dafne, según la mitología griega era una dríade (ninfa de los árboles), hija del dios río Ladón de Arcadia con Gea o del dios río Peneode Tesalia con Creúsa, una ninfa de las aguas que además era sacerdotisa de Gea.
Dafne fue perseguida por Apolo, a quien Eros había disparado una flecha dorada para que se enamorase de ella, pues estaba celoso porque Apolo había bromeado sobre sus habilidades como arquero, y también afirmaba que el canto de éste le molestaba. Dafne huyó de Apolo porque Eros le había disparado a su vez una flecha con punta de plomo, que provocaba desprecio y desdén. Durante la persecución, Dafne imploró ayuda al dios del río Peneo (padre de Dafne), quien la transformó en laurel, árbol que desde ese momento se convirtió en sagrado para Apolo.
Supongo, que en Dafne, se inspiró Neruda para escribir su poema, pues Dafne en griego significa laurel, y Shakespeare se inspiró al mismo tiempo en Dafne para escribir la muerte de Ophelia.
En la huida por el miedo a un hombre, en el dolor, y en la tristeza que el dolor me produce, me baso para escribir este post. Espero que mañana me levante de mejor humor y sin dolores de ningun tipo. Saludos.
A la sombra de los laureles. Pablo Neruda.
A la sombra de los laureles. Pablo Neruda.
A la sombra de los laures
Melisanda se está muriendo.
Se morirá su cuerpo leve.
Enterrarán su dulce cuerpo.
Juntarán sus manos de nieve.
Dejarán sus ojos abiertos
para que alumbren a Pelleas
hasta después que se haya muerto.
A la sombra de los laureles
Melisanda muere en silencio.
Por ella llorará la fuente
un llanto trémulo y eterno.
Por ella orarán los cipreses
arrodillados bajo el viento.
Habrá galope de corceles,
lunarios ladridos de perros.
A la sombra de los laureles
Melisanda se está muriendo.
Por ella el sol en el castillo
se apagará como un enfermo.
Por ella morirá Pelleas
cuando la lleven al entierro.
Por ella vagará de noche,
moribundo por los senderos.
Por ella pisará las rosas,
perseguirá las mariposas
y dormirá en los cementerios.
Por ella, por ella, por ella Pelleas, el príncipe, ha muerto.
Melisanda se está muriendo.
Se morirá su cuerpo leve.
Enterrarán su dulce cuerpo.
Juntarán sus manos de nieve.
Dejarán sus ojos abiertos
para que alumbren a Pelleas
hasta después que se haya muerto.
A la sombra de los laureles
Melisanda muere en silencio.
Por ella llorará la fuente
un llanto trémulo y eterno.
Por ella orarán los cipreses
arrodillados bajo el viento.
Habrá galope de corceles,
lunarios ladridos de perros.
A la sombra de los laureles
Melisanda se está muriendo.
Por ella el sol en el castillo
se apagará como un enfermo.
Por ella morirá Pelleas
cuando la lleven al entierro.
Por ella vagará de noche,
moribundo por los senderos.
Por ella pisará las rosas,
perseguirá las mariposas
y dormirá en los cementerios.
Por ella, por ella, por ella Pelleas, el príncipe, ha muerto.
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