El otro, hombre o mujer, siempre muerto. Pero para ella siempre existiría en su memoria, le seguía queriendo a pesar de que habían pasado años de su muerte, ¿hasta que la muerte os separe? NO, ni siquiera la muerte podría separarles. Y ella seguía guisando para él, poniendo dos platos en la mesa cada día y diciéndole: come o terminarás por ser transparente de lo delgado que estás.
Cuando se fue a la cama, su angel, la beso en la frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar