lunes, 2 de diciembre de 2013

Sobre la libertad

En lo que va de año, 46 mujeres han muerto a manos de su pareja. 46 víctimas de la violencia de género. Dicen que el 70% de estas mujeres eran de origen extranjero y también dicen que esto antes no pasaba. ¿Qué es lo que ha pasado para que esto cambie? ¿Qué es lo que ha pasado para que mueran tantas mujeres por violencia de género? Pasa que las mujeres se han vuelto contestatarias y, a la primera señal de violencia de género, dicen que quieren separarse o divorciarse. Pasa que ahora las leyes defienden a estas mujeres y ellas se sienten más seguras de sí mismas. O por lo menos esto era así hasta hace dos años, cuando no recortaban en presupuestos de defensa a la mujer maltratada.

La libertad de separarse o divorciarse la tienen mujeres con estudios o emancipadas económicamente de su pareja y, de este modo, pueden hacer frente a la posibilidad de quedarse solas o con sus hijos y valerse por sí mismas. Pero mientras las mujeres no tengan unos sueldos dignos y se vean relegadas por la sociedad a realizar los trabajos más penosos y peor pagados esa libertad no existirá y se verán obligadas a aguantar a sus parejas durante años. Años de malos tratos verbales, malos tratos psicológicos, y malos tratos físicos que incidirán sobre la autoestima de la mujer y hará que ésta no pueda revelarse, irse o denunciar.
Antes, el manual de la buena esposa dictado por la Iglesia, por  la sociedad en general y por los consejos de Elena Francis a las mujeres, inculcaban la sumisión que la mujer debía a su marido padres y hermanos y la protección de las leyes a éstos ante lo que pasara de puertas para adentro, hacía que la mujer tuviera un papel completamente conformista y resignado. Entonces no había muertes, o por lo menos no se publicitaban tanto. Pero la Ley del Divorcio de 1981 y las leyes a favor de la mujer, hicieron a ésta más combativa y sabedora de sus derechos y de que un hombre no puede ningunearla y mucho menos maltratarla con impunidad. Es por esto por lo que la mujer se enfrenta al marido maltratador y es cuando se producen las muertes violentas. Yo siempre pensé en la libertad que tuvieron mis tías que habían estudiado; tenían su carrera y su trabajo y su independencia económica y su libertad, frente a mi madre que dependía económicamente de mi padre y estaba a su merced. Y quise parecerme a ellas, no a mi madre, sino a mis tías, por eso estudié y trabajé y preferí quedarme soltera. Durante años lo de ser soltera me preocupó; pero ahora, viendo como se encuentran otras, cargadas de niños y bajo el yugo de un marido violento, estoy orgullosa de mi libertad y de mi independencia.

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